domingo, 11 de marzo de 2012

Las Troyanas [TVE - Teatro - 1966] [.avi] [TvSatRip] [Español] [MF]



Título: Las Troyanas
Serie: Teatro de Siempre
Autor: Eurípides (415 a. C.)
Calidad: TvSatRip
Formato vídeo
: Avi / Xvid
Formato audio: Mp3
Emisión: TVE / 12 - diciembre - 1966
Tamaño: 1,03 GB
Duración: 1 h. 09’ 36’’

FICHA ARTÍSTICA


Pilar Sala como Hécuba / Carmen de la Maza como Andrómaca / Julia Peña como Casandra


Terele Pávez como Helena / Pedro Cibera como Taltibio /Arturo López como Menelao


Tarsillo Ceballos como Astianax


Mª Jesús Hoyos, Paula Cabot, Covadonga Cadenas, Alicia Romero, Petra Martínez,
Angelines Ortega,
Mª Carmen Ibáñez y Maruja García Alonso como Coro de Cautivas Troyanas



FICHA TÉCNICA


Decorados: Sáenz Plaza
Iluminación: Romay
Efectos especiales: Baquero
Sonido: Diego y Robles
Regidor: Fernando de Anguita
Montaje Musical: Martín Millán
Ayudante de Realización: Federico Ruiz
Realización: Fernando Delgado
Dirección: Miguel Narros
Producción: Clemente Carrero (TVE-1966)



COMENTARIO




CAPTURAS DE PANTALLA





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El archivo está dividido en 11 partes de 95’37 MB y una de 17’6 MB con el programa WinRar.
Están comprobados y se han descargado y descomprimido sin problemas.

Este es el enlace de la carpeta que contiene todas las partes del archivo



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Al final de la cuerda [TVE – Estudio 1- 1979] [.avi] [TVRip] [Español] [MF]



Título: Al final de la cuerda
Serie: Estudio 1
Autor: Alfonso Paso (1962)
Calidad: TVRip *
Formato vídeo: Avi / Xvid
Formato audio: Mp3
Emisión original: TVE / 18 de abril de 1979
Tamaño: 664 MB
Duración: 1 h 22’ 27’’

* La calidad de vídeo del archivo es mala. De forma constante y a lo largo de toda la obra la imagen aparece como difuminada y sin definición pero, de momento, esto es todo lo que hay.



FICHA ARTÍSTICA



Pedro Osinaga como Eduardo / Mari Carmen Prendes como Doña Luisa / Luis Varela como Jesús



Ana Marzoa como Faustina / Antonio Medina como Enrique / María Garralón como Casilda



María Kosty como Herminia / Pepe Ruiz como Ángel (el vecino de abajo) / Mirta Miller como Elena



Pedro Valentín como Roberto / Paca Villalba (Vecina) / Damián Velasco como Daniel


FICHA TÉCNICA

Adaptación: Fernando García de la Vega
Decorador: Álvaro Valencia
Iluminación: Manuel Fernández
Dirección y Realización: Fernando García de la Vega
Producción: Ramón Salgado (TVE - 1979)


COMENTARIO

El autor

Alfonso Paso Gil (Madrid, 12 de septiembre de 1926 - Madrid, 10 de julio de 1978) fue un dramaturgo español, autor de sainetes dramáticos, comedias, tragedias y obras de denuncia social. Sus libretos destacaron por el humor reflejado en los diálogos y la originalidad de las situaciones y personajes.

Alfonso Paso Gil nació en Madrid el en el seno de una familia de autores teatrales, artistas y especialmente músicos. Fue hijo de Antonio Paso y Cano, dramaturgo y libretista de zarzuelas de la Generación del 98, y de la actriz Juana Gil. Tío suyo era Manuel Paso, poeta y periodista.

Tras abandonar la carrera de Ingeniero Aeronáutico, estudió Filosofía y Letras, en la rama de Historia de América y Arqueología, consiguiendo el Premio Extraordinario fin de carrera en 1952. También estudió Medicina y en 1974 se licenció en Periodismo. Contrajo matrimonio con Evangelina Jardiel (hija de Enrique Jardiel Poncela) y fueron padres de las actrices Paloma y Rocío Paso Jardiel (madre de Darío Paso).

En 1968, Alfonso Paso tenía siete obras en cartel en siete teatros de Madrid, y tarde y noche, durante varios meses, el cartel de “No hay localidades” figura en todos ellos.

Él mismo trabajaba a veces como actor en sus propias obras, y viajó por todo el mundo para presentar sus obras. Falleció en Madrid en 1978, víctima del cáncer.


Trayectoria

Su primera comedia (Un tic-tac de reloj) la escribió en 1946 y constaba de un solo acto. Intentó en los inicios de su carrera una renovación teatral, con obras comoJuicio contra un sinvergüenza y Los pobrecitos, pero se plegó a los gustos de la clase media de los años 50 y 60, escribiendo un teatro de evasión, más dedicado a entretener. Su éxito fue enorme, llegando a ser el dramaturgo más fecundo del teatro de posguerra, y es posible que fuera uno de los primeros autores teatrales que se hizo con una pequeña fortuna. En 1968 gozaba de tanta popularidad que mantenía siete obras en cartel en siete teatros de Madrid, con tres funciones diarias. Este éxito comercial tiene mucho que ver con el hecho de que algunas de sus obras fueron compradas para el cine.

Varios años después de su muerte sus obras siguen siendo de gran interés, por lo que sus obras siguen representándose en varios países teniendo buena acogida. Sus obras han sido traducidas a más de 24 idiomas, entre ellos italiano, francés, inglés, alemán, portugués o árabe. Fue el primer autor español vivo que estrenó en Broadway, con la comedia El canto de la cigarra.
Wikipedia

Resulta sorprendente comprobar que no existe ningún estudio de conjunto sobre el teatro de Alfonso Paso (1926-1978), pese a que es el autor más fecundo del teatro de posguerra y uno de los que más éxito consiguió entre el público. A su pluma se deben más de quinientos títulos artísticos, sin contar con sus más de dos mil artículos periodísticos. Autor esencialmente de teatro, Alfonso Paso tampoco desdeñó la narrativa, ni tampoco la producción de obras específicas para otros canales artísticos como el cine, la fotonovela o incluso la canción.


En su no muy larga vida, Alfonso Paso escribió la ingente cifra de cuatrocientas treinta y seis obras de teatro, lo cual le llevaría a compararse, con bastante más ufanía que rigor, con el mismo Lope de Vega. Si bien es cierto que la calidad literaria del teatro de Alfonso Paso no pasa, en el mejor de los casos, de una discreta mediocridad, cuando no es francamente malo, no por ello hay que menospreciar la gran aceptación que Alfonso Paso obtuvo entre el público español de los años cincuenta y sesenta, cuando la clase media española se refugiaba en los teatros para olvidarse de las penalidades de la guerra y de la no menos terrible posguerra. Con una innata habilidad en el oficio de dramaturgo, que hasta sus críticos más adversos le reconocieron, Alfonso Paso se convirtió en el autor de moda de dos décadas y el principal del denominado “teatro de evasión”, etiqueta que lo acompañaría una vez que abandonó el estilo de sus primeras obras, más reivindicativas, y entró de lleno en el circuito del teatro profesional. Nadie le puede discutir a Alfonso Paso su irresistible gancho comercial entre el público y los empresarios teatrales, que se disputaban sus obras de tal manera que, en varias ocasiones, hasta seis o siete teatros madrileños ofrecían simultáneamente obras distintas de Alfonso Paso. Salvo algunos contados fracasos, la mayor parte de las obras de Alfonso Paso fueron rentables y permanecieron largo tiempo en cartelera, y no son pocas las que superaron los cien días de representación. Nosotros hemos contabilizado las siguientes entre 1953 y finales de los 60: Veneno para mi marido, Los pobrecitos, Juicio contra un sinvergüenza, Usted puede ser un asesino, Cena de matrimonios, Cosas de papá y mamá, Los derechos de la mujer, Vamos a contar mentiras, Rebelde, Al final de la cuerda, Las que tienen que servir, Los derechos del hombre, Un treinta de febrero, La corbata, Los palomos, Sí, quiero, Prefiero España, Víspera de domingo, Este cura, Enseñar a un sinvergüenza, Las que tienen que alternar, ¡Cómo está el servicio!, En el Escorial, cariño mío, Estos chicos de ahora, Esta monja, Los tontos más tontos de todos los tontos, Un matrimonio muy, muy feliz, Rodríguez y a mucha honra, No somos ni Romeo ni Julieta, Vamos a por la parejita, Viuda ella, viudo él, Ye-ye pero honrada y Millonaria con yate. Con esta nómina de éxitos de público, es evidente que el teatro de Alfonso Paso hacía las delicias de una clase media consumidora de un teatro de no demasiada calidad.

La afición de Alfonso Paso por el humor macabro le viene desde muy temprano, con dos hitos en su carrera: Veneno para mi marido y Usted puede ser un asesino.ConVeneno para mi marido, estrenada en 1953, Alfonso Paso conseguía su primer gran éxito como profesional y comenzaba así un tipo de humor macabro combinado con una intriga de misterio que tantas alegrías le iba a dispensar en el futuro. En 1958 se estrenaba la que puede considerarse obra maestra del género: Usted puede ser un asesino, pieza de perfecta construcción que, una vez más, unía el humor macabro a la intriga policiaca. A partir de entonces, Alfonso Paso se va a convertir en un auténtico especialista en crear vodeviles en los que surgen asesinatos y muertes fortuitas que implican a los personajes, de tal manera que, por temor de que se descubran infidelidades conyugales, intentan ocultar los cadáveres sin demasiada eficacia, pero con gran comicidad. De este modo, el trasiego de cadáveres y las forzadas e inverosímiles situaciones que se producen para justificar tan inusual situación desembocan en un humor macabro muy efectivo en la escena de posguerra. Lo policiaco se funde con el humor y se crea el subgénero del vodevil negro, en el que lo que importa es, sobre todo, reírse a carcajadas con las embarazosas situaciones de los personajes, que se las ingenian como pueden para desembarazarse de los cadáveres que les han llegado inopinadamente a sus manos. Otra variante de estos vodeviles negros son los que tratan de asesinatos premeditados, pero que, en la práctica, por causas imprevisibles o por pura casualidad, resultan de difícil ejecución, originando un rastro de víctimas fortuitas y la risotada del espectador, que contempla complacido cómo los asesinos fracasan una y otra vez en sus criminales planes.

Vodeviles negros de Alfonso Paso son, además de los citados: Adiós Mimí Pompón, Cuatro y Ernesto, Los Palomos, Al final de la cuerda, Los tontos más tontos de todos los tontos, Cuidado con las personas formales, De profesión sospechoso, Vamos a contar mentiras, Tus parientes no te olvidan y Las mujeres los prefieren pachuchos. Como bien sugiere Eduardo Pérez-Rasilla, a diferencia de otras obras con contenido serio, de denuncia social, como son Juicio contra un sinvergüenza, Cena de matrimonios oBuenísima sociedad, en las que también aparece intriga policiaca, es muy posible que los vodeviles negros, precisamente por su total ausencia de problemática social, así como de cualquier otro propósito que no sea el de entretener y divertir al público, sean las piezas de Alfonso Paso que mejor han resistido el paso del tiempo. En sus obras serias y en sus comedias de costumbres, sin elementos macabros, pesa demasiado el punto de vista moralista del autor, así como el retrato de una España muy diferente de la actual.

http://www.ucm.es/info/especulo/numero38/alfpaso.html


La obra

Al final de la cuerda se estrenó en el Teatro Infanta Isabel, de Madrid, el 22 de abril de 1962, con Julia Gutiérrez Caba, Antonia Mas, Julia Trujillo, Hugo Pimentel, Lola Alba, Enrique Cerro, Erasmo Pascual, Adolfo del Río, Paquito Cano, Ana María Ventura y Daniel Dicenta, como intérpretes.

Al final de la cuerda se estrenaba después del completo fracaso que para Alfonso Paso supuso su drama Judith. Con Al final de la cuerda, Alfonso Paso volvía a la fórmula de humor macabro que tantos réditos le había dado hasta entonces. No se equivocó, pues la obra se mantuvo 106 días en cartel, entre el 22 de abril y el 5 de agosto de 1962, lo cual la convirtió en la quinta obra de mayor permanencia en cartel en la temporada 1961-1962. Si tenemos en cuenta que cuatro de las cinco obras más vistas en esa temporada son del propio Alfonso Paso (Los derechos de la mujer, Vamos a contar mentiras, Rebelde, Al final de la cuerda), hay que concluir, forzosamente, que el teatro de Paso no solamente era bien recibido por el público, sino que gustaba muchísimo, y entre las diversas fórmulas de su teatro, la del humor macabro y policiaco era una de las más valoradas. Equivalente éxito al de su estreno en Madrid consiguió Arturo Serrano cuando llevó Al final de la cuerdaal Teatro Calderón de Barcelona. La crítica, a pesar de que empezaba a cansarse de ver en escena el mismo trasiego de cadáveres y los mismos trucos, reconoció sin paliativos la extraordinaria capacidad de Paso de hacer reír al público que iba a ver sus obras, y se lamentaba, nuevamente, de que el talento del autor se desperdiciase en buscar situaciones caprichosas y macabras, con tal de buscar la risa a toda costa. Incluso un crítico como José Monleón, tan poco proclive a mostrarse entusiasta del teatro de Paso, elogiaba Al final de la cuerda, a la que veía, además de muy recurrente y divertida, exenta de la moralina tan usual en otras obras de Paso.

La trama de Al final de la cuerda es de lo más disparatada: en un piso de Madrid se juntan casualmente Faustina y Casilda, dos prostitutas, Lorenzo y Enrique, amigos del diplomático propietario del apartamento, Eduardo y Herminia, incipientes novios, y Luisa con su chófer Roberto, ladrones. Todos han entrado sin permiso del propietario, con llaves copiadas. No se conocen entre ellos, pero les va a unir el interés común de deshacerse de un cadáver que asoma por la chimenea y que pende de una cuerda. Nadie conoce el cadáver y suponen que Augusto, el diplomático dueño del piso, es el responsable de esa muerte y lo ha escondido en su chimenea. Ahora deben desembarazarse de ese cadáver si no quieren que la policía, a la que todos temen, los busque después. Entran en ese instante en la casa Enrique y Jesús y los demás se esconden. Cuando Enrique se da cuenta del cadáver y estaba a punto de decir su nombre, se apaga la luz y es asesinado. Luisa discurre que lo mejor es sacar a los muertos por la ventana, aprovechando la cuerda del primer cadáver, puesto que por la escalera hay demasiado bullicio. Pero cuando ya han conseguido hacer bajar el cadáver de Enrique y se disponen a hacer lo mismo con el otro, llegan Elena, mujer de Augusto, con su amante Daniel, que han planeado asesinar a Augusto para apoderarse de su colección de diamantes. Los demás se han vuelto a esconder, pero Daniel, antes de marcharse con Elena, ha descubierto la cuerda con el cadáver y sale huyendo, tras reconocer al muerto. Luisa y los otros aprovechan entonces para hacer descender por la ventana el cadáver que les falta, pero una nueva sorpresa les aguarda cuando se preparan para abandonar el piso, ya que se les desploma el cadáver de Daniel, que acaba de ser asesinado. La sagaz Luisa comprende que la única posibilidad de quedar ellos impunes es descubrir al asesino. La clave está en el primer muerto, que no poseía documentación alguna, pero que parece que fue reconocido por los dos que murieron después. Una llave en el bolsillo del muerto le da la solución del enigma: esa llave entra en la cerradura de la casa y sólo puede ser del mismo Augusto, al que Roberto, antiguo criado de Augusto, asesinó para apoderarse de sus diamantes. Roberto asesinó después a Eduardo y a Daniel, para evitar que identificasen al primer cadáver y pudieran relacionarlo a él con esa muerte. Tras denunciar a Roberto a la policía, Luisa expone que deben salir todos bajando por la ventana, antes de que vengan a detener a Roberto.

Humor negro e intriga policiaca se combinan de nuevo en Al final de la cuerda. Como indicaba Paso en la autocrítica, la obra parte del presupuesto de que muy poca gente puede llamar a la policía estando libre de toda sospecha. Todos los que se reúnen en casa del diplomático Augusto tienen motivos para temer a la policía: Faustina y Casilda, por ser prostitutas; Herminia y Luisa, por ladronas; Eduardo, por ser padre de familia numerosa que se va con prostitutas; Roberto, por ladrón y asesino. Con estos personajes, Alfonso Paso crea una comedia de ritmo desenfrenado, en la que apenas tiene importancia la completa falta de verosimilitud de la trama, de tan atareados que están los personajes tratando de evitar que los descubran en su trasiego de cadáveres. El espectador acepta como válido el hecho de que los personajes líen con una cuerda a los cadáveres y traten de desembarazarse de ellos sacándolos por la ventana, en unas escenas que debieron de producir, sin duda, muchas carcajadas. Con todo, Alfonso Paso se cuidó bien de completar el desfile de muertos con un armazón de intriga policiaca que le diera consistencia lógica a la obra, lo cual se hace patente en los últimos diez minutos de la comedia, cuando Luisa averigua de entre la lista de sospechosos quién ha podido ser el único que ha tenido medios y ocasión de cometer los asesinatos.
En Al final de la cuerda, Alfonso Paso se permite un tono de cómica irreverencia con chistes que se refieren a los cadáveres.
http://www.ucm.es/info/especulo/numero38/alfpaso.html


Argumento


Augusto, diplomático de profesión, se debe ausentar de su piso de Madrid por unos días. Aprovechando la circunstancia, y usando llaves copiadas, coinciden en el piso diversos personajes desconocidos entre sí: Jesús y Enrique, amigos del dueño, la pareja formada por Eduardo y Herminia, dos prostitutas Faustina yCasilda y unos ladrones: Luisa y Roberto. Todos ellos se enfrentarán a un problema inesperado: Colgando de una cuerda, un cadáver cuelga de la chimenea. Todos ellos se conjuran para deshacerse del muerto, hasta que reaparece Enrique, que también es asesinado. Poco después llegan Elena, la esposa de Augusto y su amante Daniel. Éste huye horrorizado para ser, finalmente, también asesinado. El grupo comprende que deben descubrir al asesino, resultando ser Roberto, antiguo criado de la casa, y que pretendía hacerse con los diamantes propiedad de Augusto, el primer cadáver, debiendo deshacerse de los otros dos para no ser identificado.


Imagen del estreno en el teatro Infanta Isabel de Madrid
el domingo 22 de abril de 1962 bajo la dirección de Arturo Serrano


Anuncio del estreno y caricatura de una escena de la obra
publicados en el diario ABC, el martes 24 de abril de 1962.

Crítica del estreno de la obra

Un delicioso decorado de Burmann, una dirección agilísima de Arturo Serrano y una interpretación extraordinaria, sensacional, de Antonio Mas, Julia Gutiérrez Caba, Julia Trujillo, Hugo Pimentel, Paquito Cano, Erasmo Pascual, Ana María Ventura, Enrique Cerro, Daniel Dicenta, Del Río, Zaragoza y la magnífica Lola Alba en el papel más largo y más triunfal de su carrera artística colaboraron al éxito de "Al final de la cuerda", de Alfonso Paso, que se tradujo en "permanente hilaridad, aplausos en medio de la representación y en situaciones y frases, y resonantes ovaciones al final de los actos con comparecencia del autor.

Como en "Vamos a contar mentiras", hay aquí un cadáver del que es preciso desembarazarse, un vecino —allí era "vecina"— que llama varias veces a la puerta, y un tipo que se caracteriza por su aire asustadizo. Pero aparte de estas tres coincidencias temáticas, todo lo demás es completamente distinto: acción, tensión, asunto y personajes, ritmo, hallazgo y trucos cómicos. La trama policíaca, la: intriga, el enigma que no se revela hasta los últimos minutos, en el "razonadísimo" desenlace, nada tienen que envidiar a las obras mejor construidas del género.

Ahora bien: lo que interesa e importa en "Al final de la cuerda" es el reto que Paso lanza imaginariamente a los hipocondríacos y a los misántropos: "¿A que no son ustedes capaces de ver mi obra sin soltar la carcajada?" Así, desde el diálogo inicial entre "Faustina" y "Casilda", donde entablan su duelo la ingenuidad y la picardía—como en los antiguos y clásicos "Denuestos"—, hasta la resolución del complicadísimo problema de robo y crímenes en que la yesca de la réplica inesperada prende la chispa de la risa, pasando por las constantes situaciones de humor disparatado y macabro, donde los enredos se encapsulan en proporción creciente, por lo bufo, lo grotesco y lo granguiñolesco, hasta con injertos circenses como el de la "funda de la silla" o el de la sirga del muerto colgante.

El diálogo es vivaz, trepidante, explosivo, lleno de frases ingeniosas, de intencionadas o desenfadadas alusiones, de réplicas agudas y sorprendentes. Un verdadero alarde de fantasía y de imaginación humorísticas.

Mucho más nuevo e infinitamente más gracioso y divertido que el "Amadeo", de Ionesco, por ejemplo, esta farsa desorbitada, caricaturesca, delirante de Paso lleva a sus últimos extremos el disparate cómico de Muñoz Seca y de Jardiel, y es una pieza maestra del teatro para desternillarse de risa. —Alfredo MARQUERIE.

ABC, MARTES 24 DE ABRIL DE 1962. PAG. 79


CAPTURAS DE PANTALLA






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El archivo está dividido en 6 partes de 95’37 MB y una de 92’69 MB con el programa WinRar.

Están comprobados y se han descargado y descomprimido sin problemas.

Este es el enlace de la carpeta que contiene todas las partes del archivo



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